En el mundo de Internet hay muchas amenazas de todo tipo y colores, y quizá una de las más grandes es lo que se conoce como ataque DDoS. Se trata de una maniobra que tiene el poder de tumbar sitios web de todos los tamaños, y hoy te vamos a contar en qué consiste, sus diferentes tipos, cómo funciona exactamente y mucho más.
Contenido
¿Qué es un ataque DDoS?
Lo que comúnmente conocemos como ataque DDoS es básicamente un ataque cibernético en donde múltiples sistemas lanzan muchas consultas hacia servidores, sitios web o redes, los cuales se ven invadidos por un tráfico masivo. La idea detrás de esta maniobra es agotar los recursos de la víctima, de forma que el sistema atacado no sea capaz de responder a peticiones legítimas, volviéndose más lentos, inestable e incluso colapsando por completo.
Su nombre está dado por su naturaleza: DDoS es una sigla en inglés que significa Distributed Denial of Service, lo que en español se conoce como Denegación de Servicio Distribuido, que dicho de forma más simple es un ataque distribuido que busca denegar un servicio.
¿Y por qué “distribuido”? Porque ahí radica la diferencia entre un DDoS y un DoS. Este último es parecido, pero no es distribuido, es decir, tiene un solo punto de origen en lugar de múltiples como ocurre en el caso de un DDoS. Dicho de otra forma, en un ataque DoS hay un solo sistema o servidor lanzando el ataque, mientras que en un DDoS pueden ser decenas o incluso cientos de servidores atacando un objetivo.
Dada la naturaleza de los DDoS, son ataques mucho más difíciles de frenar, aunque también es cierto que lanzarlos es más complejo y más costoso. Aún así, eso no hace que baje la cantidad de ataques DDoS, de hecho recientemente han tenido un incremento interanual del 358% según indica CloudFlare.
Un detalle importante es que detrás de un ataque DDoS no suele haber intenciones de robo de datos, sino como ya hemos explicado que lo que se busca es sobrecargar un servidor o una red para interrumpir el normal funcionamiento de un servicio, lo cual por supuesto puede tener consecuencias diversas, por ejemplo daño a la reputación de una marca, quejas de clientes, etc.
Cómo funciona
Ya tenemos una idea básica de lo que son este tipo de ataques, ahora vamos a ver más en profundidad su funcionamiento, porque de momento apenas hemos arañado la superficie.
El funcionamiento de un ataque DDoS se basa en utilizar una serie de sistemas que han sido comprometidos y que son los empleados durante el ataque. Este conjunto de sistemas es lo que se conoce como una botnet. La botnet puede estar conformada por dispositivos de distintos tipos, como teléfonos móviles, computadoras, servidores, routers y prácticamente cualquier dispositivo con conexión a Internet.
Para que el ataque pueda llevarse a cabo, los dispositivos primero son infectados con un malware, lo cual permite al atacante tomar control del mismo, ya sea parcial o totalmente, de forma que después lo pueda utilizar remotamente.
Una vez la botnet está lista, el atacante puede ordenar a la misma que se lance una gran cantidad de solicitudes contra un servidor o contra una red en particular, de forma que el tráfico inunde rápidamente al sistema objetivo.
Este gran flujo de tráfico puede tomar formas muy diversas, dependiendo de la técnica DDoS empleada. Entre las más comunes podemos encontrar:
- UDP flood: consiste en enviar gran cantidad de paquetes UDP a puertos aleatorios, forzando al sistemas a verificar si algún servicio está escuchando allí, haciendo que se gasten recursos.
- SYN flood: esta técnica se basa en lanzar muchas conexiones SYN pero sin llegar a completarlas, lo cual nuevamente hace que se usen recursos del servidor.
- HTTP flood: aquí se busca imitar el tráfico HTTP legítimo, haciendo que sea difícil distinguirlo del tráfico que sí es legítimo.
- Amplificación DNS: este proceso consiste en enviar consultas a servidores DNS vulnerables para redirigir tráfico en teoría legítimo hacia un objetivo, haciendo que los verdaderos usuarios no puedan acceder por agotamiento de sus recursos.
Sumado a todo esto, los atacantes pueden usar técnicas como suplantación de IP y otras para así esconder su origen, haciendo que sea mucho más difícil rastrearlos.
Los ataques DDoS han crecido no solo en cantidad en los últimos años, sino también en tamaño, de hecho el mayor registrado hasta ahora ocurrió en 2024 y en su punto máximo llegó a un pico de 5,6 Tbps.
Tipos de ataque DDoS explicados
Los ataques no solo varían en función de la técnica empleada, sino que además pueden ser distintos en función de las capas de red atacadas y las aplicaciones o sistemas objetivo. Es importante conocer los distintos tipos existentes para saber cómo defendernos.
Los ataques volumétricos son el tipo más común y buscan principalmente consumir el ancho de banda del objetivo, básicamente haciendo que no sea posible establecer una conexión entre el sistema y los usuarios. Implican grandes volúmenes de tráfico y suelen usar técnicas como amplificación DNS y UDP flood.
Por otro lado tenemos los ataques de protocolo. Dentro de este tipo están aquéllos ataques que buscan consumir los recursos de un servidor atacando puntos débiles en sus protocolos. Técnicas comunes en estos casos pueden incluir el SYN flood.
Finalmente está el ataque de capa de aplicación, a veces llamado ataque de capa 7. Este tipo de DDoS busca imitar el tráfico legítimo, por ejemplo navegando una página o haciendo una búsqueda en ella, pero a una escala muy grande, de forma que el servidor gaste todos los recursos posibles tratando de atender las solicitudes. En este caso suelen emplearse técnicas como el HTTP flood.
¿Quién está detrás de un DDoS?
Esta es una pregunta muy interesante, aunque en realidad no tiene una sola respuesta. ¿Quién puede lanzar este tipo de ataques y con qué propósito? Pues en gran parte dependiendo de quién lo lance se puede dejar en claro su propósito. Lo cierto es que hay varios posibles orígenes para un ataque DDoS.
- Hacktivistas: suelen lanzar estos ataques para hacerse escuchar, ya sea con fines políticos o ideológicos.
- Cibercriminales: pueden usar un ataque DDoS como forma de extorsión, buscando un pago monetario para frenar su actividad.
- Competidores: no son casos comunes, pero a veces la competencia puede estar detrás de un DDoS para hacerle daño a un rival.
- Script kiddies: no existe una traducción exacta para este término, pero básicamente refiere a usuarios novatos o que no poseen muchos conocimientos, pero sí los suficientes para usar determinadas herramientas y lanzar un DDoS de baja escala, ya sea por diversión o con el fin de realizar pruebas.
Detección y señales de alerta
Una detección temprana es clave para poder defendernos de un DDoS, por eso es importante saber cuáles son las señales de alerta más comunes en estos casos, entre las que podemos encontrar:
- Picos de tráfico inesperados.
- Sitio web lento o timeouts frecuentes.
- Aumento en el consumo de CPU y RAM, o caídas en el servidor.
- Aumento en la tasa de rebote o quejas de usuarios respecto a la disponibilidad de nuestra web.
Debido a que a veces el tráfico de un DDoS puede imitar al tráfico legítimo, distinguir entre un usuario real y un bot no siempre resulta fácil. Es importante disponer de herramienta como firewalls o similares que puedan detectar y frenar este tipo de ataques.
Cómo protegerse frente a un ataque DDoS
Debido a la naturaleza de este tipo de ataques, lamentablemente no existe una solución universal, sino que la forma de defendernos dependerá en gran parte del tipo de ataque y de la técnica utilizada. En líneas generales, lo que se recomienda para hacer frente a un DDoS incluye:
- Restringir accesos: limitar la cantidad de peticiones admitidas por IP.
- Usar WAF: los WAF (firewall de aplicaciones) pueden identificar determinadas peticiones maliciosas y bloquearlas automáticamente.
- Usar CDNs: las redes de distribución de contenido (CDN) emplean múltiples servidores a nivel mundial para despachar nuestra web, y suelen incluir sistemas anti-DDoS básicos por defecto.
- Usar protecciones especializadas: estos servicios son brindados por empresas como CloudFlare, Akamai, Netscout, entre otras.
- Balanceadores de carga: distribuir el despacho de nuestro sitio usando balanceadores de carga puede ayudar a mitigar un DDoS, ya que la carga será atendida por varios servidores en simultáneo.
- Firewall físicos: existen firewall especiales de formato físico especialmente creados para proteger nuestro servidor frente a ataques de este tipo.
Conclusión
Un ataque DDoS no solo se trata de un simple aumento de tráfico: detrás puede haber ideologías, extorsión o incluso competencia desleal. Estos ataques son cada vez más sofisticados y frecuentes, y pueden afectar gravemente el rendimiento de un sitio web y la experiencia de los usuarios que lo utilizan.
Para poder combatir estos ataques es fundamental conocer cómo funcionan, qué tipos existen y qué señales pueden alertarnos, y también debemos disponer de herramientas y estrategias de protección adecuadas. El hecho de estar preparados no elimina el riesgo, pero sí nos puede ayudar a marcar la diferencia entre una sobrecarga pasajera y una caída completa de un servicio.